
" Tan poco tiempo y tanto amor..." esa frase fue la que abanderó esa noche, Fue nuestro estandarte y nuestra razón, no hacia falta más, porque fue suficiente para empezar a pelear cada uno con sus tiempos, sus pasados, su incertidumbre y su corazón. Porque en el fondo de todo y sobretodo de esa noche me pareció que resumía muy sinceramente el pretexto del existir de esta, la esencia súbita, y honesta, tan natural y tan necesaria.
Hoy recuerdo tantas cosas, extrañas, y tan ordinarias a la vez, miles de sensaciones tan ciertas en ese momento, y que hoy siguen teniendo cierto ápice de realidad.
Solo un tanto. Solo lo necesario para que sea el sabor de mis días.
Han cambiado tantas cosas desde entonces, y hay tantas cosas que siguen idénticas, y que muy en el fondo no quiero cambiar.
Dijimos tantas cosas, sin testigos, y con un paliativo ridículo, perfecto para un corazón ridiculizado pero creo que ninguno de nosotros esperaba más, no era necesario, la amistad, y el dolor estaban en el lugar correcto, y por ahora no importaba como habían llegado allí, y no importa ahora.
Y entendí, en un instante de lucidez que no importa la razón de ese momento, si el dolor, si el olvido, solo importa las personas que están contigo en aquel momento, porque solo si desean estar contigo, entonces si conocen la profundidad de tu vaso de agua.
Hoy me doy cuenta de que todo aquello fue solo un pretexto, un extraño pretexto del destino que, si me lo preguntaran diría que solo quizo enseñarnos unas cuantas cosas, como que la amistad se construye de una parte de la vida de aquellos que no te olvidaran jamas, y que van sin miedo de parecer tontos, entre los amigos el ridículo no existe sino solo los momentos de plena libertad, que tanta falta nos hace, y que tanto buscamos, en tantos lugares y en tantas personas, y que muchas veces no llegamos a encontrar.
Hoy sé que mi destino me llevo por el camino correcto...