lunes, 23 de noviembre de 2009

Hoy... Cuando dije adios

Hoy me quede viéndola como cambiaba ante mis ojos; de una manera innegable, absoluta, triste, pero irremediable, en realidad.
No, realmente no es que haya cambiado, simplemente es que finalmente me he cansado de excusarla, y de verla como yo quería que fuera.
Me canse de lo extraños que fuimos, de aquellas historias que nos contábamos, siempre incompletas, demasiado perfectas; y yo demasiado real.
Me canse de sus silencios, y de sus confianzas. Sin embargo admito que me parece gracioso y hasta cínico, el que siempre haya sabido que nunca tuvimos una esencia mutua, y que aun así la haya traído a mi mundo. Por tantas razones, tan triviales… pero también tan agradables de fantasear.
Por momentos tuve la sensación, lo admito, de que era lo correcto, creo que todo se fue enmarcando demasiado; y hace mucho que yo me he olvidado, como hace uno para dejarse engañar, y sobretodo para creer fielmente en su propio engaño.
Esa tarde me quede con aquella sensación agridulce entre los labios, y mientras me iba, en medio de tantas sensaciones comprendí que en realidad siempre lo había sabido, y que simplemente aguardaba , y tal vez de cuando en cuando lo aplazaba de alguna manera un poco más. Si, quizás hubiera querido que se retrasara un tanto más, no se para qué, en todo caso es lo que deseaba en ese momento… Lastima; nuevamente soy yo el que se va, y me parece gracioso que ahora ya no podré volver, ahora es un pacto conmigo mismo. Además ya no tiene ningún sentido hacerlo. Hay historias que acaban tarde, pero al final siempre acaban, sino sería como si jamás hubieran existido.
Siendo sincero tengo que decir que siempre supe que jamás fue más de lo que yo quise que fuera. Es complicado, es cierto, pero es que siempre termino jugando y confundiéndome con lo que yo mismo quiero, creo que es porque siempre término dejándome llevar por esas pequeñas sensaciones más o menos agradables, o también desagradables (según el objetivo) que son las que me dejan pensando en aquellas cosas que creo que en realidad valen la pena; pero es entonces que tengo que detenerme, y con una leve sonrisa de sublime sarcasmo me termino burlando de mi propia, e intencional ingenuidad.
Esa tarde, mas tarde me quede recordando historias en su distancia, esa distancia tan marcada por aquella sonrisa falsa, pero también en su momento tan desgarradora, quizás tanto como la forma de su espalda, y de su olvido. Termine, también, riéndome de aquellas historias que yo mismo invente, desde hace tantos años, y aunque después de tanto tiempo podría decirse que ya domino ese arte; creo que lo interesante de esto es saberse siempre un inexperto. Para que con cada tarde vayas descubriendo nuevos ojos, nuevas palabras, nuevas sonrisas, y nuevas formas de esquivar tu mirada, y también, claro, nuevas formas de no mirarte.
Pero como dije siempre hay una persona escondida en algún rincón de tu de tu fantasía, serena e infantil, siempre habrá alguien que este dispuesta a dejarse admirar un poco, y tan solo por un momento, y eso será suficiente para mi, porque después de eso, yo ya no tendré una razón que darles para que vuelvan con el mismo amor…

No hay comentarios: