viernes, 3 de septiembre de 2010

Encuentros Parciales...

Ella se quedó mirándome de lejos, tan lejos que  yo muy dificilmente podía ver lo que quería de mi, o de ella misma. Lo único que sabia entonces era lo que no quería para mi, que nunca es lo mismo que decir que sabes lo que quieres o a donde vas, toda una contradiccion llena de dignidad.
 Pasa el tiempo, a un compás distinto, lo noto, lo se... Sus ojos siguen persiguiendo aquella antigua forma de mirar, esa que hace tanto tiempo se ha ausentado de ella, a un rincón de su piel, sus drogas y de la  forma de su realidad.
Supongo que hoy es mas fácil preguntarte tantas cosas, y que tu voz sabrá responder, entre sonrisas, y ensayos de inocencia que que se van perdiendo en juegos aprendidos para los dos. Pero la verdad es que extraño la longitud de tus viejos silencios, y el susurro de tus pequeñas manos que ya no están.
A veces era mejor no saberlo todo, ha pasado tanto tiempo para darme cuenta de algo tan obvio,  pero no hay lugar a la tristeza para tantas cosas, solo hay espacio para una sensación de vaivén, y de recuerdo, solo hay espacio para un poco de ti, de tu ayer, y de mi. 
Se va entibiando tu piel, pero tu calor sigue sin ser el mismo, hace mucho que no lo es, pero ambos jugamos a ser iguales, es solo una forma de  intentar volver a verte entre tus resquicios de mujer, y entre los fragmentos de  ayer.
Hay tantas cosas por las que preguntarse, pero supongo que tengo miedo, no por mi, sino por la sensacion de ti.
Esta noche quiero quedarme a un costado de lo que fuiste, nunca es muy tarde...
Pero siempre vuelve la vida, con sus llantos a medias, su mundo fragmentado, gritos, llantos, con espacio a penas para un silencio, que de lejos es solo un aplazamiento de lo infinito y de lo inevitable.
Se te suaviza la piel, se te endurece el corazón, y solo no queda creer que es correcta nuestra manera de morir...
Queda pocas cosas que decir a estas alturas, quizas, entonces sea mejor pretender que sabemos lo suficiente ya como para no extrañarnos.
Pero la verdad es que poco a poco te voy extrañando más, sobre todo cuando entiendo que no tengo derecho de hacerlo, o peor aún una razon, y es que tú sigues aqui, de madrugada y para siempre...
Pero lo gracioso es que ya nadie se deja engañar... No importa siempre que tengamos a donde regresar, siempre que tengamos una tarde como ayer, donde sin ser los mismos, somos entre ambos lo que debemos ser.

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