Tranquila… hoy nos separa una ciudad, no debes temer, porque además de eso lo hace también ese espacio entre tu silencio, y mi voz, el mismo que siempre estuvo allí el que creo que al final termine conociendo demasiado bien.
Se lo dije con los ojos… lo recuerdo, todo eso y más. Lo mejor de todo es que no me sentí culpable por hacerlo. La verdad es que no sentí nada, no me lo esperaba, pero no miento. Talvez fue por eso que, por primera vez, supe que no jugaba con una contradicción. Simplemente aprendí que hay cosas que no volverán a donde nunca quisieron estar...
Hoy desperté pensando en lo sencillo de las despedidas, y recuerdo que me reí de mi mismo y de mi absurda ingenuidad.
. No hay pena, debo decirlo, pero a pesar de todo, en medio de ese silencio mío, y en medio de esa mitad de esa noche (también mía de tantas formas) , pequeños espacios vacíos se quedaron flotando en medio de una certeza, una certeza como aquellas que llegan a solas, por el propio peso de su verdad.
Los ojos, al final, siempre dejan de ver lo que no existe en realidad
Doy vueltas en la noche con una sonrisa torpe, y sensata pegada a mi rostro, duele, pero es sincera. Necesaria; porque es cierto, las verdades son demasiado amargas como para negarles una sonrisa. Me levanto de la cama, los ojos me arden, el estomago me pesa, y siento frío, Me doy cuenta, entonces, de que a pesar de todo mi piel sigue siendo sensible, mientras unas ganas viscerales de volver a la cama me dicen que no es el momento para recordar…a estas alturas de mi vida este silencio ya no me es extraño, y esta luz de media noche es suficiente para ver simplemente lo innegable.
Todo eso esta bien por esta noche. Es suficiente. Es tiempo de volver a mi camino, Sin embargo seguramente una promesa me hará volver alguna vez, con ella y conmigo. Porque las promesas siempre son pretextos para mirar atrás Aunque se mejor que nadie que para esos días no seré yo el que vuelva; ni ella será ella, ni el amor será amor. Porque todo eso se convertirá entonces en una excusa, dulce y tonta como juego de niños, y que solo no servirá para vernos y preguntarnos: ¿Cómo te ha ido?, aunque al mirarnos ya lo sabremos todo, y el escucharnos, y el tocarnos será solo para saber cuanto hemos cambiado desde entonces.
Pero hoy, tranquila, hoy nos separa una ciudad, y su niebla y su ruido, y la forma en que te vas. Y la forma en que yo decidí no estar.
Sigue siendo media noche, las luces están intactas, pero mis ojos ya no ven igual, y las palabras siempre son las mismas, si, al final, siempre son las mías.
Termina el día, y después de tanto tiempo yo ya no tengo mas que preguntarme, porque ella ya no tiene nada que decirme, o porque no me importa creerle.
Es ya mas de media noche.. y se que podré echarme a dormir tranquilo, el silencio es sincero, finalmente...
He dejado de oír tu corazón...
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