lunes, 22 de febrero de 2010

Totus animadverto Suscipio per Somnium

Son tan reales las sensaciones que nos deja un sueño, que es duro hacerse a la idea de que tan solo pueda ser un deseo, tal vez porque de esa forma es la única en la que podemos hacerlo propio, y real, solo un tanto, y solo un poco mas. Y hablo hoy de un sueño de tantas maneras, pero es a la vez de una sola manera de la que se puede hablar, irreal, tan irreal que nos lleve a creer que es posible.
Es extraño, hoy le escribo a una mujer que no existe, y que vive en algún lugar lejano, tan dentro de mis deseos que me hiere saber que tal vez solo se quede allí, y que no llegará a existir, aunque este dispuesto a buscar por todos los caminos.
Casi podría empezar a quererla ya, pidiendo prestados a mi imaginación los rostros más bellos y los corazones mas sencillos, aunque muy en el fondo sepa tantas cosas ya, y desde hace tanto tiempo, que sea solo cuestión de tiempo antes de que cualquier sueño caiga bajo el peso de su propia irrealidad, y de mi intolerante deseo de darle a todo una razón.
Los sueños empiezan siempre deshilvanando una parte de nuestro propio destino, porque creo que es también una parte de nuestra propia vida.

No lo sabia en ese entonces, lo admito, cuando la soñé. O deba decir tal vez, y más sinceramente aún, que no creía en ello.

No recuerdo nada más sobre aquella noche, pero qué importa si la pregunta al final de ese sueño fue lo único real de mi vida en aquel instante, y de alguna manera lo es hasta ahora. La fantasía absoluta de un deseo, el deseo innegable de una vida, y al final, como siempre, el frió incesante de una noche que rebota sobre ese silencio que me dejó seguir soñando con los ojos abiertos; no, esa noche el frió no importaba, si no solo guardar silencio.


La vi dando vueltas a mi alrededor, en medio de ese día en blanco y negro. Jugamos juntos a que todo era distinto. Nos reímos de tanto, sobretodo de lo real de ese sueño. y seguimos andando a paso lento por algún lugar que no conocíamos; abrazados y enmudecidos. Era extraño como fuimos dando vueltas en el mismo lugar y con la misma sonrisa, era extraño como sentí su piel, sus labios y su risa, y como sentí también su amor en medio de la sincera oscuridad de esa noche que siguió flotando sobre mí, allá afuera, sin que yo siquiera me diera cuenta. Fue extraño pero jamás fue una mentira.

De pronto, recuerdo que sus ojos cambiaron, que su sonrisa se desdibujaba inmóvil en sus labios, siempre pensé que, intentar disimular algo era la manera más obvia de confirmarlo, y, entonces, tampoco se me había olvidado. y supe que ella se iría, que muy pronto yo estaría de nuevo en la misma cama, con los ojos abiertos, y con la noche por todos lados, y sobretodo con la tan conocida sensación de desazón y desconcierto que deja todo aquello que no ha sabido cuando terminar, y se ha adelantado toda una vida en hacerlo.

Entonces camine lento, ella me jaló del brazo, me adelanto, dio vuelta, y sonriendo me tomo de las dos manos. Entonces me pregunte cuan bella sería ella si existiera de verdad, pero entonces supe que la brevedad de mi sueño, era la más sincera eternidad de mi felicidad, y que no sabria nunca como sería, si esto no fuera como es ya.

La serenidad se apoderó de mi extrañamente, quizás porque siempre supe lo que pasaría finalmente. La mire a los ojos y en una forma desesperada de saber cuan real había sido todo esto "¿Te volveré a ver?" pregunte...

Mis ojos se abrieron y en medio de la oscuridad aún podía ver su ultima sonrisa, mientras que su recuerdo se iba cuajando en mi mente.

Comprendí entonces que las sombras no pueden compararse con las oscuridad, comprendí que las distancias se acortan entre los sueños siempre un poco más cada vez, y comprendí, tambien; cuán breves son los espacios que nos deja su sensación en el cuerpo y lo eternos que son en realidad.
La única regla la puso esa noche ella, y podría asegurarle que no la he quebrantado hasta ahora, el único problema es que he ido soñando tambien tantas cosas, y el dolor se ha ido fermentado un poco en el espacio que dejó en mi realidad, el espacio de una promesa extraña que le hice a una parte de mi. Porque los sueños son promesas que le haces a tu alma, y que siempre sabran la manera de volver a ti... Porque las noches son tan parecidas...

... Y yo la sigo buscando...


1 comentario:

Anónimo dijo...

ESte post esta a un nivel mas que los otros post de este blog. Muy bueno, aunque aun falte mucho camino.






Tu adalid.