viernes, 13 de noviembre de 2009

Hola, ¿Soledad?

Esta mañana, como la noche de ayer, llegaron con una extraña sensación; una sensación esencial. Que poco a poco se fue trasformando, en algo parecido a la soledad, y digo solo parecido, o parecido, en todo caso, a lo que yo conocía como tal; porque a pesar de que la he experimentado tantas veces, y siempre de una manera sublime, e ideal; con melancolía , es cierto, pero también con una opresión frágil y romántica, que al final siempre terminaban por dejarme con una frase en la boca que hacia valer la pena cualquier ida y venida, hacia y desde cualquier lugar, irreal y frenético, como el mar, en donde podía seguir soñando, y entendiendo tantas cosas, de la manera mas pura, sin buscar hacerlo; sin embargo hoy era distinto, hoy sentí mi soledad incompleta, y sentí, también, necesitar de alguien, y a pesar de que mi orgullo bramó desde muy dentro de mi, sentía que nada podía ser distinto, sentía que las cosas estaban siendo como debían ser.
A pesar de ello una pregunta extraña me sorprendió en la soledad de mi insomnio: ¿Es esta la verdadera soledad? Y con esa duda di vueltas en la cama, creo que la agitación de lo desconocido, vale su buena dosis de desvelo, o quizás deba decir desvelos. Media hora después me dormí
El desgano y la rabia me ganaron la batalla esta mañana, y me quede anclado a una banqueta del campus, a unas palabras incompletas (necesarias quizás), pero sobre todo me quede anclado a esa misma sensación, adormecida, si pero aún presente, que al final de cuentas fue lo único real que he vivido en estos días, en los que todo se fue haciendo tediosamente predecible.
Y me quedo con esta pregunta dentro de mi, sin ánimos aún de encontrarle una respuesta, por que sinceramente siento que hacerlo seria matar una ilusión que bien valdría la pena por un par de palabras más, pero este no es aún el momento de decirlas, porque no he encontrado la forma, y porque, aunque sé que es mi deber buscarla, quiero jugar un poco mas con esa pregunta, esa idea y esa sensación; digamos que quiero enamorarme de ella, porque es de lo único de lo que me he podido enamorar en estos días. Y entonces se que no merece que la aleje de mi todavía, porque es cierto, hoy le debo estas pocas palabras que me bastaran para dejar tranquilas, al menos por unos días, mis ganas de decir tantas cosas, porque mi mundo esta hecho de palabras, y porque yo no se vivir de otra manera...

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