viernes, 27 de noviembre de 2009

La ultima palabra...

…La ultima tarde, la última historia; hay tantas últimas veces para tantas cosas, que no deberían tenerlas, que creo que es por eso que nunca nos acostumbraremos a decir adiós, con la misma sinceridad con la que sentimos el dolor que este nos causa; o quizás, siendo un poco menos pretencioso, deba decir que es solo porque este adiós no fue de la forma en la que debió.
Lo se, me ha pasado tantas veces, pero ¿Cómo saber si es un adiós correcto? Es decir, por las razones correctas, y en el mejor momento, si al final, es siempre más inmenso que las razones, un adiós es tantas cosas de nosotros mismos; quizás sea la mayor muestra de coraje o la mayor cobardía.
Pero hay, también, cosas que no podré olvidar nunca, por mas adioses que cuente, porque aunque me cueste creerlo, se han quedado prendidos de mi forma de sentir, y de aquella esencia absoluta, de la que me nacen ciertas ansias, de simplemente quedarme a oscuras, viendo aquellas cosas que no puedo cambiar. Y me refiero solo de momentos, de instantes. Lo siento, miento, también son sus historias, su temperatura, su brillo, y la forma de mi silencio en el momento más inoportuno de mi respiración.
Estos días estuvieron tan rodeados de últimas veces, que hoy que escribo esto, hay tantas cosas que ya he olvidado a pura fuerza de crearme a mi mismo ocasiones precisas para hacerlo; aunque muy en el fondo sepa que siempre fueron de una forma equivocada, tal vez; o al menos lo eran para mí.
Hoy ha terminado tantas cosas a la vez, y a pesar de todo, me doy cuenta que es mejor terminar rápido con esto; porque es cierto, no hay espacio para dudar, no hay espacio para detener nada; y sinceramente, tampoco tengo los deseos para hacerlo.
Me he confundido tanto, en estos días extraños, es cierto y también me han dejado muchos sinsabores; pero al final, es cierto, supe que los caminos se van forjando de adioses, y de últimos instantes, donde no importa lo que se diga, porque ya todo esta fuera de lugar, y entonces creo que la mejor forma de guardar la dignidad, es con un silencio bien entrenado, que al final nunca dejara de ser sincero.
No importa si los días no regresan, siempre encontraremos que decir cuando nos pregunten por nuestras despedidas, y por aquellas personas que decidieron salir de nuestras vidas; quizás de la forma mas absurda, o tal vez con una sutil sonrisa de distancia, pero dejando siempre lo mismo; un grito, un llanto, o un corazón cada vez mas yerto.
Es cierto, siempre termina doliendo, pero también es cierto que todo termina siendo invisible. Insípido, siempre termina como nunca debió empezar…

jueves, 26 de noviembre de 2009

Poema al Poeta...


He podido recoger de sus ojos, tan pocas veces como hoy, una verdad absoluta y de la mía la fría lealtad de mi forma de estallar,
Volveré, sin forma de aplacar mis ansias de andar,
y seguir andando poco apoco enclaustrado en su espalda,
y si es que tengo que decir, clamare a mi furia ancestral.
De un hombre caminante, zurdo, azul y polvoriento.
Búscame, nadie sabe a donde voy, y yo solo se adonde moriré, una tarde de abril, de mi año impar,
El calor de un disparo en mis ojos va matando, alrededor. En mis dedos las marcas de mi arte hecho añicos.
Y Entonces sigo haciendo arte, y sigo muriendo, pero siempre, sobretodo, sigo haciendo arte.
Y si vienes desde alguna esquina, sabes que no te veré, sabes que no tendrás ojos para mi.
Maldito el día de sol, de guitarras, y de primavera… el poeta no puede vivir en esos días.
La verdad es que hace tiempo que no puede vivir en tantos días.
Pero son verdad entonces tantas cosas, cosas como que me sigue haciendo añicos el lado izquierdo de la existencia.
Y por eso mas que nunca se que soy zurdo. Un zurdo apostado en un sueño desgastado de tanto dejarlo a medias.
Otro día, otro rocío, otra sonrisa, y otro poema maldito y matador, días que pasan sin avisar, siquiera por compromiso con su creador.
Y de pronto la misma cama, y el mismo hastió de tardes huecas, de deseos cínicos, y extraños.
Vivo de tantas formas, alimentándome de paz prestada a este mundo lleno de guerras.
Y bailo en mi habitación, como quiero, desnudo, o desviscerado, y de allí salgo con acero en las entrañas, y en las manos un cascabel de plata.
hay leyes extrañas, hay vertices de llanto, yo hace tanto que no ando por alli,
Hace tanto que me encontre a mi mismo... hace tanto que me voy buscando...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

A lo extraño del dia...


A lo extraño del dia, donde una certeza desesperada y esperada se hizo corporea en una historia inesperada y en una risa, y sobretodo en aquellos pasos inalcanzables que di a media tarde...

Hoy no supe muy bien que fue de esta tarde que viví...
solo se que me deje llevar en medio de una canción,
que, se muy bien, no es la misma ahora, ni yo tampoco.
Ella fue tantas cosas en tantas vidas, y fue también tantas formas de andar,
Entre tanto atardecer, entre tanto polvo y tanta historia de fantasía...
Es cierto... yo me fui rasgando como los harapos de viento, de ese viento
Que tampoco es este viento...
No importa... lo se, hoy lo se, no importa, por eso siempre ando adelantando pasos,
para preguntarme un poco que seguirá después.
Aunque siempre sepa que no importa lo que pase,
los sabores siempre son iguales, aunque mi lengua haya aprendido
a escapar cantando, siempre con silencio
Hay tantos arboles de sal, de tiempo, y
hay tanto camino incierto.
Siempre el mismo lugar, una historia distinta, y siempre mis ojos
en la misma esquina.
Desilusión, sueño, y duda, tanta intensidad, tanta contradicción,
y yo un maldito soñador lleno de obsolescencia y sabores agrios. Es cierto quiero oírte, un poco, solo un poco y luego un poco mas para saber si luego de ello, siempre quiero irme, de la misma manera que todos se han ido...
siempre sin decir adiós.
Me niego a formar parte de tu historia, en realidad se que no hay lugar, yo soy muy grande para estar en una sola vida...
Y son tus recuerdos demasiados, entonces se que primero tengo que buscar mis propias formas de vivir de nuevo a la orillla de mi propio río imaginario...

lunes, 23 de noviembre de 2009

Hoy... Cuando dije adios

Hoy me quede viéndola como cambiaba ante mis ojos; de una manera innegable, absoluta, triste, pero irremediable, en realidad.
No, realmente no es que haya cambiado, simplemente es que finalmente me he cansado de excusarla, y de verla como yo quería que fuera.
Me canse de lo extraños que fuimos, de aquellas historias que nos contábamos, siempre incompletas, demasiado perfectas; y yo demasiado real.
Me canse de sus silencios, y de sus confianzas. Sin embargo admito que me parece gracioso y hasta cínico, el que siempre haya sabido que nunca tuvimos una esencia mutua, y que aun así la haya traído a mi mundo. Por tantas razones, tan triviales… pero también tan agradables de fantasear.
Por momentos tuve la sensación, lo admito, de que era lo correcto, creo que todo se fue enmarcando demasiado; y hace mucho que yo me he olvidado, como hace uno para dejarse engañar, y sobretodo para creer fielmente en su propio engaño.
Esa tarde me quede con aquella sensación agridulce entre los labios, y mientras me iba, en medio de tantas sensaciones comprendí que en realidad siempre lo había sabido, y que simplemente aguardaba , y tal vez de cuando en cuando lo aplazaba de alguna manera un poco más. Si, quizás hubiera querido que se retrasara un tanto más, no se para qué, en todo caso es lo que deseaba en ese momento… Lastima; nuevamente soy yo el que se va, y me parece gracioso que ahora ya no podré volver, ahora es un pacto conmigo mismo. Además ya no tiene ningún sentido hacerlo. Hay historias que acaban tarde, pero al final siempre acaban, sino sería como si jamás hubieran existido.
Siendo sincero tengo que decir que siempre supe que jamás fue más de lo que yo quise que fuera. Es complicado, es cierto, pero es que siempre termino jugando y confundiéndome con lo que yo mismo quiero, creo que es porque siempre término dejándome llevar por esas pequeñas sensaciones más o menos agradables, o también desagradables (según el objetivo) que son las que me dejan pensando en aquellas cosas que creo que en realidad valen la pena; pero es entonces que tengo que detenerme, y con una leve sonrisa de sublime sarcasmo me termino burlando de mi propia, e intencional ingenuidad.
Esa tarde, mas tarde me quede recordando historias en su distancia, esa distancia tan marcada por aquella sonrisa falsa, pero también en su momento tan desgarradora, quizás tanto como la forma de su espalda, y de su olvido. Termine, también, riéndome de aquellas historias que yo mismo invente, desde hace tantos años, y aunque después de tanto tiempo podría decirse que ya domino ese arte; creo que lo interesante de esto es saberse siempre un inexperto. Para que con cada tarde vayas descubriendo nuevos ojos, nuevas palabras, nuevas sonrisas, y nuevas formas de esquivar tu mirada, y también, claro, nuevas formas de no mirarte.
Pero como dije siempre hay una persona escondida en algún rincón de tu de tu fantasía, serena e infantil, siempre habrá alguien que este dispuesta a dejarse admirar un poco, y tan solo por un momento, y eso será suficiente para mi, porque después de eso, yo ya no tendré una razón que darles para que vuelvan con el mismo amor…

viernes, 13 de noviembre de 2009

Hola, ¿Soledad?

Esta mañana, como la noche de ayer, llegaron con una extraña sensación; una sensación esencial. Que poco a poco se fue trasformando, en algo parecido a la soledad, y digo solo parecido, o parecido, en todo caso, a lo que yo conocía como tal; porque a pesar de que la he experimentado tantas veces, y siempre de una manera sublime, e ideal; con melancolía , es cierto, pero también con una opresión frágil y romántica, que al final siempre terminaban por dejarme con una frase en la boca que hacia valer la pena cualquier ida y venida, hacia y desde cualquier lugar, irreal y frenético, como el mar, en donde podía seguir soñando, y entendiendo tantas cosas, de la manera mas pura, sin buscar hacerlo; sin embargo hoy era distinto, hoy sentí mi soledad incompleta, y sentí, también, necesitar de alguien, y a pesar de que mi orgullo bramó desde muy dentro de mi, sentía que nada podía ser distinto, sentía que las cosas estaban siendo como debían ser.
A pesar de ello una pregunta extraña me sorprendió en la soledad de mi insomnio: ¿Es esta la verdadera soledad? Y con esa duda di vueltas en la cama, creo que la agitación de lo desconocido, vale su buena dosis de desvelo, o quizás deba decir desvelos. Media hora después me dormí
El desgano y la rabia me ganaron la batalla esta mañana, y me quede anclado a una banqueta del campus, a unas palabras incompletas (necesarias quizás), pero sobre todo me quede anclado a esa misma sensación, adormecida, si pero aún presente, que al final de cuentas fue lo único real que he vivido en estos días, en los que todo se fue haciendo tediosamente predecible.
Y me quedo con esta pregunta dentro de mi, sin ánimos aún de encontrarle una respuesta, por que sinceramente siento que hacerlo seria matar una ilusión que bien valdría la pena por un par de palabras más, pero este no es aún el momento de decirlas, porque no he encontrado la forma, y porque, aunque sé que es mi deber buscarla, quiero jugar un poco mas con esa pregunta, esa idea y esa sensación; digamos que quiero enamorarme de ella, porque es de lo único de lo que me he podido enamorar en estos días. Y entonces se que no merece que la aleje de mi todavía, porque es cierto, hoy le debo estas pocas palabras que me bastaran para dejar tranquilas, al menos por unos días, mis ganas de decir tantas cosas, porque mi mundo esta hecho de palabras, y porque yo no se vivir de otra manera...

martes, 3 de noviembre de 2009

Cronica del vacio...


Ayer fue un día extraño, sentía que el sol no me quemaba, y que mi hilo de melancolía se iba haciendo cada vez mas delgado, me sentía extrañamente tranquilo, tan tranquilo que sentía que me faltaba algo.
La vi, solo un instante y cogí su mano, no quería q se vaya, no lo pensé, simplemente no quise soltarla,me miro de alguna forma, se que dijo algo con su mirada, pero el día estuvo
tan intrascendente que ni siquiera eso puedo recordar, dijo que me quería mucho casi sin mirarme y se marcho.
No sentí mucho, no porque así fuera sino porque el día no estaba hecho para sentir algo en realidad. Salí de allí varias horas después. Comí y anduve siempre tan tranquilo, algo hueco, fue un día un incompleto, no escribí, no tengo deseos ni la capacidad de hacerlo por estos días. Ayer fue un día demasiado trasquilo, demasíado vació...
Hoy me asalto el recuerdo de una inminente despedida, y la pequeñez del tiempo me apretó la tristeza un tanto olvidada a fuerza de orgullo. No quise entrar a clases, así que fui a la biblioteca y saque un libro de uno de esos autores de nombres raros, salí al patio y en medio del viento me puse a leerlo, de pronto un pequeño verso me nació bajo un árbol hecho de lo mismo que todo los arboles, pero para mi fue especial. me nació el verso, lo dije y simplemente el viento siguió corriendo.
Hoy fue también un día olvidado, vació, hoy solo me ha dejado un sueño que me mata ... así que hasta mañana...