lunes, 25 de enero de 2010

Dias de mar


La brisa en mi cabeza, la arena en mis pies,el sol, y el atardecer; y de fondo una canción con mis recuerdos.... Al final, creo que si fue un buen día de playa.
Desperté una hora y media antes de lo previsto,(dadas la desveladas de las que he sido participe por estos días) el ruido del intercomunicador irrumpió en mi cuarto, en mi cabeza, y en mi buen animo, un minuto mas tarde la voz de mi papá diciendome:"Marcos ya levantate, vamos a ir a playa". Termine de abrir los ojos con menos ganas que nunca,( incluso para darme cuenta de lo confundido que ya estaba por la noticia) y descubrí que afuera estaba soleando. Entonces recordé que, casi obligado por las circunstancias, y por su buen tino para evitar lios, mi papá le había prometido la noche anterior a mi hermana menor que iríamos a la playa, si soleaba, (apuesto que mi papá quedo tan desconcertado como yo esa mañana).
Dos horas después íbamos hacia el sur por la panamericana, yo aún tratando de comprender lo que pasaba, y el resto de mi familia con más gusto de lo esperado( por mi).
Creo que no es necesario, a este punto, que diga que las playas no son ,precisamente, mis lugares preferidos, ni los que me traigan mejores recuerdos, pero eso lo dejaré allí.
Armado de mi mp3, y de un estoicismo que ya me había olvidado que poseía,(modestia aparte) me fui adentrando, poco a poco, a los dominios del sol, la sal, el cebiche en bolsa, y la desvergüenza(de mostrar mas piel de lo piadosamente debido y, siendo sinceros, en muchos casos soportable).
No esperaba mucho de aquel día, así que que me atrincheré en mi perezosa, roja, y aspera por la arena, y me propuse ver pasar el día. y asi lo hice, y creo que fue dentro de ese afan de aislarme de todo cuanto pudiera recodarme que estaba alli, que fue donde encontre aquel pequeño instante que hizo aquel, un dia para recordar, por la paardojica razon que esta hecho de un recuerdo.
Ese día no fue igual, lo admito.Tenía mi música, por ende mis recuerdos, y el paisaje de un mar al que hace mucho no veía de esa manera,como el fondo para un recuerdo, dentro de un atardecer extraño, a veces frio y a veces tan irreconciliable con lo glaciar de su propia niebla.Y aunque no falto la tediosa sensación de bochorno, ni tampoco la duda perturbadora de saber si te ves tan mal como los demás. Y con respecto a esto debo decir que creo que solo hay dos respuestas para esta dilema, o te crees que de verdad te ves mejor que los demás, o mirar intermitentememte a tu vecino de sombrilla, y estar seguro que se ve peor que tú, y que al menos tu nunca te verás asi. Claro que hay altisimas probabilidades de que tu vecino piense lo mismo de ti, en fin.
Como dije este dia de playa estuvo hecho de un recuerdo, y tambien de una imagen apasible del mar ,y del atardecer...

Y si claro tambien de una imagen agradable, que se me aparecio por alli, siempre andando hacia el mar, como una de las tantas leyendas del mar; pero es tarde y aún debo complertar los post del mes, será en otra historia...

jueves, 14 de enero de 2010

Mi ultimo cafe...


Y la veo destellar desde la última esquina de mi existencia,
Y con el fresco sabor a nada en la boca llena de café,
La garúa cae allá afuera, la veo caer, y a ella pasar
Solo fue una vez, pero cuando me vio que la veía, de casualidad,
Supe que nunca se iría a ningún lado, entonces me la imagine
Volviendo mañana, para vernos otra vez, sus ojos no se han olvidado de mi, lo se
Pero yo ya no estoy allí y se que ya no volveré mas,
Pero se también que ella nunca se irá de mi.
Los segundos corren despavoridos como duendes invisibles escapando de mi deseo.
Y el tiempo pasa, y mi café se enfría en una esquina, en esa misma esquina donde la veo desaparecer para siempre, y donde no puedo hacer nada para que deje de llover , ni para volverla a ver.
Entonces algo tirita dentro de mi, quizás sea su rostro claroscuro y perfecto, o sus pasos silenciados con la lluvia que no la dejaron volver, tantas cosas pasaron en esos instantes que hoy no puedo entender.
El viento ha quedado en su lugar , y yo me he quedado aquí, en el mismo lugar donde ella me buscará y yo no estaré mañana.
Es el ultimo café de esta tarde, lo sé, como siempre supe, también, que la vida , son solo tardes como esta…. para siempre.
La vi desaparecer cubierta de piel, y de lluvia, y de mi, y sobre todo empapada en esta tarde que se parece tanto a la vida, pero resulta que soy tonto y recién lo he notado ahora.
Si, es cierto se parece tanto al silencio del destino, y a las palabras mías.
Ella también se parece a tantas cosas de este día…
Se parece tanto a esta esquina, siempre rodeada de misterio, se parece tanto a la forma de sus pasos, y de sus ojos,
Se parece tanto a su silencio y a sus labios.
Esta tarde ella se parece tanto a un sueño.
Pero se ha ido, con la misma textura de la desilusión, y la misma insipidez de la impotencia. Y solo me ha dejado este ultimo café….
Este es mi ultimo café, el sabor ya no es el mismo, sabe también a incertidumbre,
Es al fin mi último sorbo, sabe tan bien a nada.
Yo ya me tengo que ir y aún no ha escampado. Los vidrios empañados, saben muy bien cuanto frió hace allá afuera,
Y solo yo se cuanto frió hace aquí adentro, al lado de mi propia continuidad, la que invente como un cuento, y a la que aun no tengo el valor de terminar….
Esta es la ultima linea del cuento que inventé en el café de una esquina, una tarde donde vi pasar a una mujer hermosa y extraña, como esta lluvia que sigue cayendo, mientras yo voy pensando a donde ir después de este último sorbo de mi café, que sin pensarlo me trajo tantas historias… pero a pesar de todo, y no mentí… este sigue siendo
mi ultimo café….

martes, 12 de enero de 2010

Me gusta el sabor a media tarde...



Me gusta el sabor a media tarde, cuando sus tenues luces que le ponen nombre al atardecer, y el bullicio de la vida que se va poco a poco a cualquier parte, me gusta cuando se que no iré a ningún lugar a dar caminatas infértiles, porque hace mucho que entendí que uno solo se encuentra con algo en esas caminatas aquellos días que no lo desea, y otras simplemente no hace falta dar esas caminatas predecibles, basta, simplemente, con bajar las escaleras de tu casa, y sentir el rose de una garúa fuera de tiempo, y de intención.

Me gusta quedarme en la noche, hasta tarde, para ver si se me ocurre algo que escribir, y ponerlo, entonces aquí, o en cualquier otra parte. Lo único que busco al final es escribir un poco cada tarde, quizás para sentir que hago algo un tanto provechoso, o para convencerme que aun puedo hacer aquello que tanto me gusta, y peor aun, hacerlo de la manera que me gusta. O más honestamente para sentirme un poco mas parecido a un artista, que es como me gusta llamarme últimamente .

Es entonces, también, que termino recordando tantas cosas de las que me hacen falta en estos días de encierro. Tantas cosas que cobran un nuevo sentido dentro de mi imaginación somnolienta, propia de un casi noctámbulo como yo. Aunque sea precisamente yo, el que sepa mejor que nadie que pocas cosas pueden cambiar cuando el tiempo ha pasado, y tu te has acostumbrado a esos días en tu corazón. Son tan idénticos todos estos días de lluvioso verano que creo es por eso que ya no aparezco por aquí tan seguido, al final de cuentas creo que el hartazgo me gana, y es que se le ocurren a uno tan pocas cosas en un solo lugar, y con tanto tiempo.

Como decía, me gusta el sabor a media noche, donde todo por fin esta un poco tranquilo, y se tiene espacio para la magnitud de tus propias ideas. Me gusta el silencio y el rostro de alguien en mi mente, que me haga compañía en mis recuerdos, en mis deseos, aunque eso signifique que la mayoría de veces termine riéndome a solas (aunque nunca lo suficiente).

Me gusta cuando es un día cualquiera, porque quizás cualquier día termine diciendo tantas cosas, que aun es mejor no decir, porque tal vez cualquier día se me quiten las ganas de hacerlo, y en vez de eso solo termine dándoles un poco de tiempo, para que vayan creciendo, como los sueños, y al final se transformen en aquello que se dice en el momento correcto, de la forma correcta, y tal vez hasta a la persona correcta.

Y para terminar diré que detesto las mañanas con sus susurros de frió, y su fragilidad de viento, detesto abandonar mi cama, a pesar de que mis entrañas siguen pegadas al sueño.

Detesto tantas cosas que no vale la pena decirlas esta tarde, esta tarde solo vale la pena escribir estas líneas, porque después de mucho tiempo estoy solo, porque es una tarde de verano... y porque es hermoso ver como no debería estar cayendo esta garúa. Esta garúa indetenible de enero, sobre esta ciudad tan infantil e inevitable… como esta garúa de enero…