jueves, 4 de septiembre de 2014

Si Te Olvido al Regresar (Post de despedida- 100)


Esta noche no creo en culpas de ninguna clase, es solo que me he cansado de perder la calma, del sabor del silencio, del tiempo que te tomas para regresar.
   
Si te olvido al regresar es solo la forma que mi destino tiene de recuperar la razón.

Al fin y al cabo dicen que  los recuerdos son sueños añejados, bailando de insomnio, y con aroma a café.

Despierta, no cuentes más estrellas, deja lo que has roto como está. No importan las palabras  si no queremos hablar, te pediría por última vez que traduzcas este último silencio, que no sueltes promesas al azar.
Entiende que solo puedo  inventarme una manera de no mentirme al respirar.

No quiero pensar en tus manos vacías,  con sabor a eternidad;  o en el eco que siento cuando comienzo a olvidar. Son palabras que dejan todo a la mitad; por eso me quedo en silencio, es la única manera de no dejar de ser sincero... casi sincero.

Al final solo mis pasos retumban en la acera cuando regreso a casa; no es así como lo esperé,  y junto a ellos la melancolía de tus pies descalzos; y la desnudez de este amor que aún no sabe lo que es.

Tal vez todo sería más fácil si nos hubiéramos prestado los mismos sueños...

Pero volvamos a nuestra realidad de aceras vacías,  de preguntas de fantasía, de respuestas perfectas; de certezas construidas con palabras que nunca dijimos; descuida, construyamos ahora nuestras propias distancias, mientras guardas en algún lado  el eco de mi aroma debajo de tu vestido; y yo te voy regalando la inmortalidad con la fuerza de una obsesión.

 ¿Y yo?....Hoy solo quiero descubrir la inmortalidad  aferrado  a tus sentidos.

Si te olvido al regresar, o si te espero  en algún lugar ¿habrá diferencia?   No lo se, Pero si sé que no importa donde estemos sino a donde nos lleve el volver a empezar.

De pronto el camino se me hace familiar mientras se me aferra a la piel, y a la convicción, de pronto el latido de mi corazón tiene un nuevo compás, el viento tiene sabor a destierro y a pan. De pronto la intuición y el azar saben más de mí y  de ti que lo que pudimos haber aprendido descomponiendo amaneceres de amor.

Entonces oigo traquetear tus zapatos de tacón desde lejos,  navegando  sobre esa nada  que dejan los espacios cuando te atreves a desaparecer; y dentro de ellos, esos mismos pies que se deslizaban descalzos en mi habitación entre la oscuridad y el aroma de mi amor.

Entonces todo se vuelve salvaje,  como el grito y el sabor; como el silencio, y el clamor.

Deja mis sueños donde están, deja el tiempo en su lugar...