viernes, 25 de marzo de 2011

Un poco de silencio y algo Más...

Amanece hoy y este hombre ha despertado antes que siempre , antes que las ganas, o antes incluso que sus ojos de media noche, a la hora exacta para saber que unos pasos merodean a su lado...  A esa deshora extraña donde los ojos de un vagabundo comprenden que su amanecer no tiene derecho a un tiempo exacto.

Las ventanas siguen cerradas, y los rezagos de un sueño existe aún  en la pesadumbre de sus ojos, ella sigue a su lado merodeando, llenando sus pasos de sombras y la alfombra de su habitación  de sus huellas nocturnas, es extraño como esta mañana su piel ya no hace ningún ruido, y es extraña como esta mañana ambos parecen ya no conocerse. Es extraño como su belleza se va resbalando por los espejos de su habitación, mientras ella va bailando con una taza de café entre sus manos. Y él simplemente la mira en silencio y sin tocarla con ninguna parte de su existencia.

La mujer aquella sigue siendo hermosa, y este hombre sigue siendo un perfecto vagabundo, un trotamundos; ella es un sueño de carne, sangre, un sueño de delirio y este hombre se sigue preguntando por ese amor de esta noche. Por ese amor que no esta, por ese amor que se ha cansado de buscar; por eso ahora solo la ve bailar en silencio, con su piel tibia,  porque hace mucho que sabe que sin importar cuan desnuda esté, siempre sera una fantasía, una fantasía con los pies descalzos.

Una voz en su cabeza hace que los ruidos de esa mañana se apaguen de pronto, y que en medio de su propia niebla  unas palabras se vayan dibujando en su garganta, aunque solo pueda llegar a saborearlas a solas... así como debe sentirse el sabor de la inmortalidad...  "Ella solo es capaz de decir lo que quiero oír dentro de la dimensión de su silencio, un silencio grande como mi locura...  "   


Ella, mientras tanto, sigue jugando con la forma de su espalda, con la suavidad de su sombra, y  con esa media luz que nace de sus ojos de mujer, ojos color  café, ojos color amanecer... ojos como peces que se dejan acariciar. Es simple, solo hay que saber guardar silencio...
    
  Entonces ese hombre y esa mujer no se conocen más, y su silencio no es solo silencio, y ese amor no es más amor, sino solo una incertidumbre nacarada, suave, tan parecida a una piel, una incertidumbre convertida en  delirio de nocturnidad, pero que es a su vez tantas veces desolación...
De un silencio póstumo y febril, pero a la vez simplemente obligatorio, para que los pies descalzos encuentren la única salida... y para que ese vagabundo encuentre,tal vez, su propio mundo...

viernes, 11 de marzo de 2011

Invisible...

Y entonces, casi de improviso me doy cuenta que una hoja en blanco frente mi va dibujando muy bien el origen de este instante, donde va tomando forma la auscencia de un comienzo; siempre en la invisibilidad.


Se dibuja entonces también el origen de aquel otro momento, el de la tarde de este día en el que me quedé colgado de un temor, y de una llamada que no se si tenga el valor de hacer. Entonces me sorprende, el descubrir lo invisibles que son los temores en un hombre; y como también, él se va volviendo invisible detrás de ellos.

O es que tal vez vaya desapareciendo… de una manera simple e inevitable y que en el peor de los casos lo haga de una forma simplemente inevitable.
Una pregunta se hace corpórea entonces
¿Será el miedo el que va quitando el entusiasmo del sueño, y del secreto?
Lo admito, no es que no le tema a nada, es que simplemente me voy haciendo extraño.
Un hombre extraño que divaga a medianoche, y que al final llega siempre al mismo lugar y a la misma duda, he allí el miedo entonces, delante de ese hombre común de media noche que ha desaparecido en ese instante un poco más. No porque el miedo haya crecido sino por el solo hecho de que sigue estando allí…. Invisible. De tantas formas indefinido y tan flagrantemente inevitable.

Entonces comprendo que también los miedos tienen un horizonte, que poco a poco se parapeta entre los dedos de este hombre que solo intenta serle fiel a su muerte, a sus sueños, y a su idea infinita de felicidad.
Va amaneciendo y yo me sigo preguntando por esa llamada incompleta, por ese instante; por esta hoja en blanco y por esos miedos que tartamudean dentro de mí.

Es tarde en el horizonte de esta medianoche, y en los temores dentro de mí
Esta noche es muchas veces medianoche, aunque le baste ser invisible solo por una vez, como hoy, invisible por una vez, pero de tantas maneras
Comprendo entonces que hay muchos miedos. Que viven en algún lugar, y que algunos días en nuestra vida nos lograrán alcanzar, y esos días no seremos nosotros quien ocupa nuestros cuerpos, sino ese miedo invisible que mira a través de nuestros ojos y que siente debajo de nuestra piel, y que poco a poco se hará silencio sin desaparecer.
Los hombres son invisibles…

Invisibles… como los huesos…las heridas en los ventanales y la rutina; los hombres son rutina, son miedo que cala hasta los huesos dejando heridas.

Los miedos son invisibles….
Como los ciegos en la oscuridad, como lo indescifrable, como un viaje a medianoche, como la valentía; Los miedos son viajes de ciegos en la oscuridad, el miedo es lo indescifrable de la valentía.