jueves, 25 de julio de 2013

Disculpe Señorita... (Post 97)

Perdone si me distraigo señorita, si una noche o una tarde cualquiera, comienzo a pensar en usted sin su permiso, si le robo a mi mente alguna fotografía suya mientras duerme, si me aparezco un día cualquiera, acortando alguna tácita distancia, rompiendo algún engranaje del destino; queriendo dejar de ser aquel simple desconocido.

Perdone señorita si alguna ves me quedo mirándola de lejos, es solo que intento dibujarme su sonrisa en ese espacio que me ha dejado mi ultimo silencio; o quizás es solo que intento darle forma a un sueño. Los escritores, somos un poco así, a veces no apropiamos de la esencia de las cosas, del aroma de las distancias, del sabor de algún para siempre, y entonces nuestra vida cambia; porque entonces, y solo así; y tan solo a veces, le damos vida a la inmortalidad. 

Disculpe señorita; si algún día me la encuentro cara a cara y no le dirijo la palabra, y la contemplo despacio, mientras usted me pregunta en silencio y en el espacio de un instante si el amor que yo le tengo reservado es ese amor extraño y perfecto que usted espera todas las tardes mientras ríe y se apasiona, con aquellas personas que prefiere no querer olvidar.

Lo siento  señorita, al terminar las madrugadas yo sigo siendo una persona común y demasiado normal , que se ata cualquier día a cualquier canción, a cualquier cintura y a cualquier pasión. Pero la quiero,no lo olvide ni me olvide no lo admito ni lo olvido, es solo que me gusta quedarme al borde de sus pies, pintar sus muslos de insomnio, aferrarme a sus ojos con la fuerza, con la que sus piernas danzan en el aire.

Disculpe si esta noche confieso que me gusta ese vestido suyo extraño, que va moviéndose como una fabula, mientras le da nombre a su intimidad, y yo solo puedo imaginar a trasluz el paraíso de su vientre de alta mar. Al fin y al cabo lo simple del amor es ser desconocido, y entonces comprenderá usted que yo no puedo prometer nada excepto la inmortalidad a cambio de mi libertad.

Perdone señorita si le pido que se quede un poco más, solo hasta que el temor se atreva a mirar del otro lado, hasta que nuestros deseos detengan un instante nuestro corazón, o hasta que nuestros pies atraviesen la avenida, mientras el viento se lleve nuestro nombre... susurrándonos  de lejos... fue amor...fue amor.

Perdone señorita si en el fondo solo soy un hombre demasiado normal ofreciendo inmortalidad...
  

1 comentario:

Unknown dijo...

MAGNIFICO ESTUPENDO Y MUCHA SENSIBILIDAD Y NADA VULGAR ¡FELICIDADES !