A veces decimos solo pequeñas cosas, cosas que en nuestra imaginación se parecen tanto a esas grandes verdades que tanto necesitamos escuchar, y son simplemente pequeñas palabras al borde de una noche que no volverá, al borde de la frontera de nuestra voz.
Hay tantas cosas que se van tantas veces de nosotros, tantas personas que no pueden regresar a nuestro lado, lo gracioso de esto es que no importa porqué se vayan, y por cuánto tiempo; nuestras palabras siempre los traerán de vuelta, y seguramente sus nombres se harán nuestras palabras preferidas.
Hay tantas formas de guardar silencio, en este universo de primeras personas, de despedidas, de instantes obsoletos, de minutos eternos, de adioses vespertinos, lo malo de esto es que siempre hacemos de un silencio el ultimo segundo de una vida que no merece terminar.
De las maneras en las que hemos aprendido decir adiós, solo hay una que es realmente sincera e indolora, es irse a diario y volver, sabiendo que no es la misma persona la que te espera al regresar.
Hay pequeñas historias que siempre empiezas con grandes sorpresas, y con pequeños anillos en el corazón.
Hoy me pregunto un poco por aquella gran inecuación de lo absurdo, de ese misterio extraño de lo que viene y se va; de ese espacio vacío que nos deja en el alma empezar de nuevo, me pregunto por los sueños que de noche no saben el nombre de nadie, pero que desde un rincón de la habitación guían el traqueteo de mi pensamiento.
No se si falta un poco de vértigo de cuando en cuando, no se si falta una canción cualquiera, o nos falta a veces sólo un recuerdo inventado, solo el espejismo de una ilusión perdida.
Y el misterio sólo es ese espacio que queda mientras vamos dejando ir a esas personas, que al hacerlo se llevarán la completud de nuestros sentidos.
Siempre hay un breve espacio en el olvido, donde el silencio tropieza con el pasado, y se lleva un espacio del presente, tranquilo, es solo ese mismo espacio que las promesas le roban al futuro.
De pronto me queda un espacio en el alma, ese lugar sin nombre ni compañía, donde me tiemblan los recuerdos, donde poco a poco se agolpan en mi boca el sabor de los silencios.
Hace mucho que decidí remendar con sueños el tiempo que los arrepentimientos le quitan a los sentidos...
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