Siempre he creído que hay muchas formas de empezar una historia, y muchas maneras, también, de hacerlas inolvidables.
Maneras sencillas de un curso inesperado donde ya nada es común, como quizás no debió serlo jamas ... A veces simplemente queremos imaginar que vivimos pequeñas cosas en medio de pequeñas melodías.
Entonces regresan las tonadas universales, pequeñas verdades sonantes, grandes vibraciones en medio de tantos juegos de niños, palabras exactas que se repiten de una vida a otra... al final todos tenemos lo mismo que decir... Y hay también pocas formas para hacerlo, y entonces simplemente pretendemos que sea inolvidable.
Canciones para dedicar... son simples formas para reinventar, pretextos para no olvidar a quien no se lo merezca, instantes jugando a ser inmortales, tantas formas de regresar al lugares que no queremos dejar.
Lo gracioso es que hay canciones que se van olvidando, que creemos que ya no tienen nada más que ofrecernos y de repente en medio de un momento inesperado, tal vez, reaparecen con algo nuevo que le da otro lugar en tu vida. A veces las personas se parecen tanto a esas canciones.
Es cierto las canciones llevan parte de nosotros a cualquier parte; y también nos trae a cualquier persona de vuelta, al lugar exacto donde podemos entender a la eternidad.
Nada nunca es demasiado sencillo, o al menos no parece que así sea, hay tanto que entender, y hay tantas maneras de hacerlo, sin embargo a veces solo debemos tomarnos el tiempo de una canción. Es tan sencillo guardar silencio, es tan sencillo y tan real que me gustaría aprender a medir mis silencios como en mi canción ideal.
Quisiera olvidar que nada es un sueño, quedarme quieto, y delirar, y preguntarme sobre quién eres, quién soy, o simplemente por qué esta canción debe terminar. Si, las canciones también sirven para preguntarnos cosas, para reír, para llorar, para hacer, o para soñar, para el dolor, para el amor, para el azar...
Una canción es una canción, nace condenada a un final, no importa la eternidad esta en nuestros recuerdos, en esa voz que va contándonos parte de nuestra vida, esa voz incierta, sincera a su manera, extraña, propia... que va soñando de una manera distinta sueños idénticos...
Canciones para dedicar... hablan de sombras, de sueños, de quietud, de amor, de un error, de mí... son delirios acompasados, hablan de reinas haciendo el amor con esclavos, de reyes, de simpleza, de arte, y de honor.. y tantas veces de amor... es la sabiduría de un soñador...
Canciones para dedicar... sirven tantas para volver alguna vez a ese lugar seguro, a ese espacio extraño donde nada es más cierto que la mentira que nos quisimos contar en ese instante, y donde todo sigue igual, donde la mentira sigue siendo verdad, donde nosotros no hemos aprendido nada que no hayamos querido, y la ingenuidad aún no se convertido en un defecto, ni una promesa en un error...
Canciones para dedicar... sirven tantas veces para almacenar la vida en un lugar seguro....
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